miércoles, 28 de enero de 2009

Voy a arrastrarme hasta el vertedero de mis deseos. Olvidados, saciados, amaestrados y contenidos, deben arder en deseos de trepar mi rostro y tejerse encima en una telaraña. Voy a darles lo que quieren, voy a dejarlos buscar inquietos su sosiego en la palma de mi mano.

2 comentarios:

Antonio Mundaca dijo...

como ir a oscuras por un periferico de sueños

La Nínfula dijo...

Me agrada ... me-e agrada.
saludos

Lo que nunca se dormía del todo, era una cierta idea de magnolias. Aunque los árboles donde ellas vivían hubieran quedado en el camino, ellas estaban cerca, escondidas detrás de los ojos.

F.H.