jueves, 4 de junio de 2009

No aquí, no ahora.

No aquí. No ahora. Tal vez un luego con vocación de arena sabrá vaciar la polifonía del mar sobre nuestras manos hermanas. Entretanto serán las nubes vertiendo en nuestra espina el eco de las anémonas, su luz afilada, su sesgo extraviado e impío. Entretanto será sólo la palidez del agua y sus palpitaciones.

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Lo que nunca se dormía del todo, era una cierta idea de magnolias. Aunque los árboles donde ellas vivían hubieran quedado en el camino, ellas estaban cerca, escondidas detrás de los ojos.

F.H.